La claudicación familiar y las
necesidades familiares
Cuando
una persona está enferma pueden incrementarse sus necesidades. Cuando la
enfermedad entra en su fase terminal se intensifican aún más estas necesidades
y generalmente abarcan todas las esferas que constituyen el ser humano
Las
necesidades de una familia con un enfermo terminal, vienen determinadas por la
presencia de un gran impacto emocional condicionado por la aparición de
múltiples temores. Los miedos se derivan no sólo del hecho de enfrentarse a la
muerte de un ser querido, sino de su sufrimiento, de la duda de si serán
capaces de cuidarle de forma adecuada, de si tendrán acceso al soporte
sanitario, etc.
Necesidades
Físicas
En
la fase final de la enfermedad el paciente comienza a presentar cambios físicos
más importantes y llamativos, que le originan una serie de síntomas que serán
variables en número e intensidad a lo largo de los días.
Los
enfermos pueden presentar una media de doce síntomas físicos y emocionales a la
vez, algunos de ellos intensos, y es importante saber que la mayoría pueden ser
controlados, mejorando la situación del enfermo y de su familia.
La
familia puede colaborar eficazmente en el cuidado del enfermo no sólo en el
control de los síntomas, sino también en otros aspectos higiénico - sanitarios
como son la alimentación, los cambios posturales y la higiene personal.
Necesidades
Psicológicas
Muchas
de las reacciones emocionales que aparecen en esta fase de la enfermedad son
normales, por ejemplo, ansiedad, la tristeza, la rabia, ira, la agresividad, el
aislamiento, los sentimientos de culpa, etc. que son generadas por la situación
que se está viviendo.
En
el enfermo, los síntomas físicos pueden dar lugar a una manifestación emocional
(angustia, depresión, etc.), que puede aumentar o disminuir la intensidad del
síntoma dependiendo del manejo que se haga de dicha manifestación; en la
familia el proceso es inverso, la primera manifestación es emocional y
dependiendo de su historia familiar, sus miedos, sus experiencias previas, etc.
pueden requerir un mayor o menor grado de apoyo.
Las
familias y los enfermos en esta situación pueden presentar diversas reacciones
emocionales. Destacan por su frecuencia e impacto la negación (niegan la
situación terminal de la enfermedad), la ira y el miedo. La ambivalencia
afectiva y la claudicación en los cuidados del enfermo pueden ser reacciones
que pueden aparecer en los miembros de la Unidad Familiar.
La
claudicación familiar suele tener una gran importancia en el cuidado del
enfermo por lo que es fundamental conocer e identificar esta situación
familiar.
Viene
motivada por una elevada sobrecarga afectiva, (cansancio, miedo, sentimientos
de impotencia...) fundamentalmente del cuidador principal, que se traduce en
una crisis emocional y que puede conllevar en determinadas ocasiones a una
disminución de los cuidados del enfermo.
La
intervención ideal es prevenir la aparición de la claudicación. Se logra
controlando los síntomas del paciente, compartiendo las responsabilidades en la
toma de las decisiones y buscando apoyo en el cuidado del enfermo.
Necesidades
Sociales
La
enfermedad puede producir una crisis no sólo familiar, sino también social, que
obliga a un reajuste del entorno social de la familia y del enfermo. En
ocasiones, cuando no tiene lugar una adaptación de la red social a la nueva
situación se produce el aislamiento del enfermo y su familia.
Este
aislamiento puede ser consecuencia del cambio de estilo de vida y de la
restricción de las actividades familiares e individuales del enfermo como
consecuencia de la enfermedad.
El
tener muchos amigos y familiares no implica contar con el apoyo necesario en
cada momento, ya que el recibir o no dicho apoyo es un factor de calidad más
que de cantidad. En circunstancias de crisis familiar un apoyo social adecuado
puede determinar la superación de la situación estresante.
El
apoyo al enfermo puede ser emocional o afectivo, generalmente lo proporciona la
familia y los amigos más cercanos. El equipo de cuidados paliativos debe asumir
el apoyo social que cubre las necesidades de información y consejo del enfermo
y su familia.
La
familia debe tener en cuenta la conveniencia de mantener su entorno social y la
importancia que tiene el mismo en el enfermo y sus cuidados.
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